Ya sea si tu estas viviendo una pálida, o si estás ayudando a alguien que la sufre, lo más importante siempre es mantener la calma. Nadie nunca en la historia registrada ha muerto a causa directa de una sobredosis de marihuana. La marihuana no es letal, y en el 99% de los casos las consecuencias no son más que mucho sueño por un día, o un ligero dolor de cabeza. Enfrentar una pálida se trata principalmente de hacer más llevadera la experiencia, acortar su duración y evitar riesgos asociados.
Lo primero es siempre calmar a la persona. Esto implica llevarla a un lugar tranquilo, idealmente con pocas personas, pero con alguien conocido que acompañe al afectado, de manera que se sienta apoyado y reconfortado. Mantén a nuestra víctima acostada. Si tiene náuseas, debe estar tendida de lado por eventuales vómitos.
Para recuperar el nivel de azúcar, se sugiere el consumo de cosas dulces, como un chocolate (probablemente la mejor opción), un bizcocho, o alguna fruta. También es bueno beber a lo menos uno o dos vasos de agua.
Esto ayuda por una parte a recuperar el nivel de azúcar en la sangre, y por otra, fomentar el flujo sanguíneo y regular la presión arterial.
Ojo no nos excedamos con la comida. Las posibilidades de vómito son reales, y aumentan si nuestro guerrero caído se come una olla de tallarines.
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