Cuando le pones fuego a la hierba el calor destruye los enlaces químicos de la marihuana y convierte las partículas en gas, humo. Luego, a través de la succión, este humo entra al agua, la cruza y sale por el tubo que termina en tu boca.
Quemar cannabis produce algunos elementos deseados y otros que no lo son tanto. Por un lado, tiene el THC activo, CBD, cannabinoides y terpenos. Pero también la quema emite humo caliente, alquitrán, cenizas del papel…nada bueno.
Con esto del “alquitrán” nos referimos a algo similar a lo que se aspira con el tabaco, es decir, hidrocarbonos que no quisieras tener en tus pulmones. Hay evidencia que los fumadores de tabaco que fuman en pipas de agua son mucho menos propensos a desarrollar cáncer de pulmón.
Aquí es donde el bong hace lo suyo. El bong enfría inmediatamente el humo al pasar este por el agua, dejando un humo más suave. También funciona como filtro de cenizas o partículas que irían directo a tu garganta y pulmones. Ese “alquitrán” del que hablábamos también se va quedando en el agua, lo que hace que esta se espese.
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