La investigación sobre cannabis medicinal ha logrado aislar y analizar compuestos clave como el CBD y el THC, los cuales interactúan directamente con el sistema endocannabinoide del cuerpo humano, un sistema que juega un papel crucial en la regulación de funciones como el dolor, la inflamación y el sueño. Estas sustancias tienen propiedades antiinflamatorias y analgésicas que pueden aliviar los síntomas de enfermedades crónicas sin los efectos secundarios de los tratamientos tradicionales.
A pesar de estos avances, existen barreras significativas. Aunque países como Canadá y Alemania han implementado marcos regulatorios sólidos para el uso de cannabis medicinal, en muchos otros países las regulaciones son aún muy restrictivas. En Chile, por ejemplo, aunque existen leyes que permiten el uso de cannabis para ciertas condiciones, el proceso de obtención y los altos costos siguen siendo obstáculos para muchos pacientes.
Además, el reto de la estandarización de dosis sigue siendo un tema importante. La variabilidad en la potencia de los productos de cannabis hace que sea difícil para los médicos establecer dosis claras y personalizadas para sus pacientes. Esto resalta la necesidad de educación médica y de la formación adecuada para profesionales de la salud en el uso y prescripción de cannabis medicinal.
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