El cannabis interactúa con un sistema interno llamado endocannabinoide. Es una red de receptores que influye en el ánimo, el apetito, el dolor y, claro, también en el descanso.
 Cuando los compuestos de la planta llegan al cuerpo —principalmente el THC y el CBD— se activan esos receptores, generando efectos que pueden ir desde una leve somnolencia hasta un sueño profundo y reparador.
El THC tiende a acelerar la conciliación del sueño, aunque en dosis altas puede producir el efecto contrario.
 El CBD, en cambio, tiene un rol más estable: reduce la ansiedad, relaja el sistema nervioso y mejora la continuidad del descanso.
Un estudio de la Harvard Medical School y otro del Journal of Clinical Pharmacology demostraron que el CBD puede mejorar la calidad del sueño sin alterar la lucidez diurna ni generar dependencia.
Comments (0)