Contaminantes biológicos (hongos y bacterias)
La literatura científica documenta contaminación microbiana (en especial mohos como Aspergillus) en cannabis de mercados no regulados. Estos patógenos pueden causar infecciones pulmonares graves, sobre todo en personas con defensas bajas. En auditorías y casos reales —incluso en contextos médicos sin control riguroso— se han encontrado moldes y bacterias en muestras de cannabis. Comprar prensado agrava el riesgo: se almacena en condiciones calientes y húmedas, y viaja durante semanas/meses.
Pesticidas y metales
Estudios en mercados ilícitos o semi-regulados hallan residuos de pesticidas en una alta proporción de muestras y metales pesados (plomo, cadmio) en usuarios, reflejando la capacidad del cannabis de acumular contaminantes del suelo y procesos. En cadenas ilegales no hay testeo ni estándares. 
Degradación del THC (menos efecto, más CBN)
El THC se degrada con calor, luz, oxígeno y tiempo, transformándose en CBN (menos psicoactivo). Ensayos controlados muestran que, con almacenamiento a temperatura ambiente y exposición a luz, el THC cae sostenidamente y el CBN sube; después de años, puede perderse gran parte del contenido psicoactivo inicial. El prensado, por su logística (cosecha masiva, transporte, calor de compresión, bodega), tiene alta probabilidad de llegar viejo y degradado.
Dato local para contraste: un análisis del Instituto de Salud Pública de Chile sobre 490 muestras incautadas en el país reportó promedio de THC 14,7% (rango amplio). El ladrillo importado y envejecido rara vez se acerca a esas potencias —a menudo llega oxidado y contaminado.
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