Lo primero es leer. Nos ahorraremos harto tiempo si agarramos las instrucciones que trae el propio dispositivo. Y si no están en español, buenos son los traductores. Nunca está demás preguntar también en el growshop cualquier cosa que nos genere duda.
Lo esencial es moler la hierba en forma muy fina (un molinillo puede facilitar las cosas), luego llevarlas al compartimento del vaporizador reservado para ello, el que también puede ser alimentado en forma de aceite o concentrados.
Una vez hecha la carga, se procede a programar la temperatura para calentar la hierba o el aceite a una temperatura óptima. Una carga de hierbas tendrá una configuración de temperatura diferente que un aceite o un concentrado.
Una vez chequeado todo eso, solo queda esperar y disfrutar.
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