Con las grandes, por otro lado, corres menos riesgos legales. Recuerda que muchas veces es el criterio del juez el que prima y un cultivador podría caer detenido por pocas plantas mientras que alguien que trafica su producción podría estar libre teniendo muchas. Las grandes, también, suelen dar cogollos más potentes y grandes. Y por último, ahorrarás en semillas. Menos plantas es igual a menos semillas. Resumiendo, las consideraciones son, en primer lugar, el espacio del que dispones. Segundo, tu presupuesto. Tercero, tus expectativas. Y una última consideración: qué tan confiado te sientas, con cuánta preparación cuentes para afrontar el proceso. Si quieres intentar con poco o lanzarte con mucho. Lo importante, es que aprendas y tengas una gran cosecha.
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