Dispensarios, ¿qué son y cómo funcionan?

Como todos sabemos, la cannabis tiene múltiples usos. Y entre ellos el uso medicinal está creciendo de manera importante. No es que solo en el último tiempo se haya descubierto que tiene este tipo de propiedades, no. Se usa desde hace miles de años. Pero ciertamente la industria alrededor de esta planta se ha volcado a nuevos productos que solo ocupan el componente medicinal. Y uno de los lugares donde es posible encontrar este componente medicinal, es en los dispensarios. Hoy les hablaremos de ellos, ¿qué son y cómo funcionan?

Más de un uso

Partamos con el los componentes de la cannabis. Los principales son el THC (tetrahidrocannabinol) y el CBD (cannabidiol). El THC es el componente psicoactivo del cannabis y es responsable de la sensación de euforia o "volada" asociada comúnmente con su consumo. El CBD, por otro lado, no tiene propiedades psicoactivas y se ha demostrado que tiene propiedades antiinflamatorias, analgésicas, ansiolíticas y antipsicóticas.

Así entonces, este componente sirve para tratar una amplia variedad de afecciones médicas. Las más comunes  incluyen el dolor crónico, la inflamación, la ansiedad, la depresión, el insomnio, las convulsiones y la espasticidad en enfermedades como la esclerosis múltiple. El cannabis también se ha utilizado para tratar náuseas y vómitos en pacientes que reciben quimioterapia y para aumentar el apetito en pacientes con VIH/SIDA.

Porque no todos pueden autocultivar

Los dispensarios, entonces, sirven a este propósito. En simple, entregan productos con este componente a personas que tengan una receta médica que así lo instruya. Dado que el uso medicinal de cannabis ya está despenalizado para uso medicinal, mucha gente intenta aliviar sus problemas con subproductos de la cannabis. Una tía mía, sin ir más lejos, ha adquirido productos para aliviar sus constantes cefaleas. Si pensamos, además, que mucha gente no tiene ni el espacio ni los conocimientos ni el impulso para cultivar sus propias plantas, los dispensarios les caen del cielo. 

¿Pero es un negocio?

Según Latinoamérica Reforma, una de las organizaciones sin fines de lucro que más investiga sobre el tema, los clubes cannábicos consisten en asociaciones de cultivo colectivo, regulados por la ley 20.500 de participación ciudadana, donde todos los miembros o socios son dueños de lo que produzca la organización, por lo que no existiría comercio ni tráfico. Sin embargo, para poder producir los productos y desarrollar nuevos conocimientos, la mayoría pide una cuota mensual como miembro del club. Algunos piden un aporte voluntario por cada producto.

Receta Médica

Esta es la clave para acceder sin problemas a los beneficios medicinales de la planta. En el sitio de almannabis.cl, uno de los dispensarios que existen en Chile, es posible acceder a productos terapéuticos. No sin hacerse miembro antes. Para ello, la única condición, es tener receta médica y estar limpio de antecedentes penales. ¿Pero dónde consigo una receta médica? Otro sitio, en este caso mawida.org, entrega una larga lista de consultas médicas donde es posible atenderse con un médico y obtener una receta si lo amerita tu caso. 

Greenlife.cl es el primero de estos clubes, al menos legalmente conformado. Sus requisitos para entregar la medicina en base a cannabis también pasan por ser miembro. Es de toda lógica, no puede ser llegar y llevar. La ley 20.000 es clara al respecto. Por lo tanto, primero te haces miembro con una receta médica que justifique tus necesidades de productos medicinales cannábicos. Lógicamente, también debes demostrar que no tienes problemas legales. Y luego, al menos en este club, accedes al dispensario. Están ubicados en Providencia y puedes hacer el pedido online. Incluso con despacho a domicilio. 

Un caso muy particular

Luis Quintanilla Alarcón, Presidente del Dispensario Nacional, primera asociación de usuarios medicinales de cannabis, estuvo en prisión preventiva injustamente. Después de que llamaran la sede en Providencia y decomisaran plantas y equipamiento, Luis Quintanilla fue víctima, una vez más, de una equivocada aplicación de la ley 20.000. 

La Fiscalía sostuvo que Luis llevaba a cabo un cultivo de cannabis sin autorización, debido a la falta de un permiso otorgado por el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) para el cultivo y la plantación. Por otro lado, su defensa argumentó que la medida cautelar es ilegal, dado que no existe dicho certificado y que no se otorga ni para uso personal ni colectivo. Esto confirmado y comunicado por el mismo SAG al entonces Fiscal Nacional, Jorge Abbott.

Nunca está de más recalcarlo. La ley 20.000 busca perseguir el tráfico, y aun cuando hoy la ley permite el uso medicinal, todavía casos como el de Luis Quintanilla nos recuerdan que falta mucho por avanzar. 

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